Las personas con diversidad funcional o discapacidad, especialmente intelectual, tienen derecho a información y atención sobre su salud sexual
Persona con diversidad funcional: persona con discapacidad intelectual, motriz, sensorial o psíquica. |
Los adultos con diversidad funcional (sobre todo intelectual) pueden carecer de información sobre sexualidad y salud sexual oficial e incluso informal, ya que el hecho de que la sociedad lxs infantilice puede hacer que sientan vergüenza o incluso nieguen su sexualidad.
Según los estudios [1][2], los adultos con diversidad funcional intelectual tienen menos probabilidades que lxs adultxs con discapacidad física y la población en general de recibir información sexológica.
Mitos sobre la sexualidad de las personas con diversidad funcional
La sexualidad de las personas con diversidad funcional existe y NO es especial, al menos no más que las de cualquier otra persona. Aquí desmontamos algunos mitos alrededor de su sexualidad.
- Mito: las personas con diversidad funcional no están interesadas en el sexo, son como niñxs.
Realidad: son personas con deseos y necesidades afectivo-sexuales como cualquiera.
- Mito: su condición no les permite tener relaciones sexuales normales.
Realidad: su condición no les impide crear vínculos, amar, ser amadxs, y tener deseos y necesidades sexuales. Y, si no pueden vivir una sexualidad “normal” es por culpa de la infantilización y la falta de intimidad y de educación sexual.
- Mito: no pueden/deben tener pareja.
Realidad: muchas veces les negamos el hecho de tener vida privada y amorosa, ya que solo tenemos en el punto de mira sus “limitaciones”. Debemos ser capaces de propiciar espacios y formas para que expresen y vivan su sexualidad de forma sana.
- Mito: no son capaces de detectar los abusos en las relaciones.
Realidad: ¡a todxs nos hacen falta herramientas y estrategias para detectarlos! Quizás sea precisamente la falta de educación afectivo-sexual lo que propicie estos abusos, y no su incapacidad de tomar decisiones sobre su propia vida y deseos.
- Mito: no necesitan educación afectivo-sexual.
Realidad: TODAS las personas necesitamos este tipo de educación a lo largo de todas las fases de nuestra vida y necesitamos ser conscientes de nuestros deseos, límites y derechos. En el caso de las personas con diversidad funcional, poner el foco en su autonomía es esencial para que vivan una sexualidad sana.
De la misma manera, las personas con diversidad funcional tienen derecho a explorar su identidad y orientación sexual, así como de tomar sus propias decisiones con respecto a su sexualidad.
Derechos sexuales de las personas con diversidad funcional [3]
- Derecho a la expresión de su sexualidad: fantasías, masturbarse, decidir si tienen relaciones sexuales o no.
- Derecho a enseñar a respetar su cuerpo y que hay conductas que deben hacerse en privado y otra no.
- Derecho a jugar con la imaginación para buscar nuevas sensaciones de placer a través del oído, tacto, olfato, gusto y vista.
- Derecho a la intimidad: formar una persona capaz de tomar sus propias decisiones coherentes y responsables.
- Derecho a información sobre su sexualidad: buscar medios para que la persona viva su sexualidad de forma satisfactoria.
- Derecho a acceder a los servicios de salud: programas de atención a la salud sexual (prevención ITS, métodos anticonceptivos, maternidad/paternidad, asesoría genética y sexo-terapéutica…).
- Derecho a escoger el estado civil que les convenga.
- Derecho a la paternidad/maternidad: informar y explicar sobre las dificultades.
- Derecho a desarrollar sus potencialidades: posibilidad de tener una vida de adulto de calidad.
¿Qué podemos hacer? [4]
A pesar de que existen profesionales especializados en la materia, estxs trabajadorxs de apoyo a menudo carecen de información para apoyar la sexualidad positiva o incluso proporcionar la información básica a sus clientes. Como sociedad, lo que nosotrxs podemos hacer es...
- No negar su sexualidad.
- No sobreproteger ni infantilizar.
- No tomar decisiones sobre sus cuerpos.
- No negarles un espacio para expresarse o preguntar sobre el tema.
- No proporcionar información engañosa y no adaptada a su condición.
- No reprimir, censurar o prejuzgar sus manifestaciones sexuales.
...
Como sociedad, debemos reconocer las necesidades afectivo-sexuales de las personas con diversidad funcional y proporcionar una educación adecuada a cada caso y de calidad.
BIBLIOGRAFÍA
[1] Shah, S. (2017). “Disabled People Are Sexual Citizens Too”: Supporting Sexual Identity, Well-being, and Safety for Disabled Young People. Frontiers in Education, 2.
[2] Honrubia Pérez, M., Hernández Meroño, M., & Sánchez Raja, E. (2018). Estado actual de la salud afectivo-sexual de las personas con diversidad funcional en españa. Revista INFAD De Psicología. International Journal of Developmental and Educational Psychology., 4(1), 57–66.
[3] Torices, I. y Ávila, G. (2007). Orientación Sexual para personas con discapacidad. “Carta de los Derechos Sexuales” .Sevilla: Trillas.
[4] López Sánchez, Félix (Catedrático de Psicología de la Sexualidad, 2000) Educación sexual y Discapacidad . III Congreso La Atención a la Diversidad en el Sistema Educativo. Instituto Universitario de Integración en la Comunidad. Universidad de Salamanca.