La sobreexposición al sexo desde temprana edad provoca que la información que recibe la juventud al respecto no sea la más sana
¿Te has dado cuenta de que cada vez todo va más rápido? ¿Queremos algo? Lo tenemos (aunque no todo el mundo). ¿No sabemos algo? En cuestión de segundos lo resolvemos. Debemos reconocer que vivimos a cámara rápida. Y la entrada a la pubertad no podía ser una excepción.
Las personas cada vez estamos expuestas desde más jóvenes a contenido sexual. Depende de cómo se mire, esto puede tener ciertos riesgos si se tiene en cuenta la exposición continuada a contenidos incorrectos e inadecuados. ¿Cómo detectarlos? ¿Cuáles son sus consecuencias?
¿Por qué es necesaria la educación sexual?
Emociones, conductas, anatomía… La asignatura (aún pendiente) de educación sexual va más allá de los genitales. ¡El sexo no es solo eso! Unas cuantas sesiones de educación sexual a tiempo nos permiten conocernos, aceptarnos, compartir experiencias, crear nuestro propio concepto de la sexualidad, reflexionar sobre nuestras creencias al respecto…
Al trabajar todos los niveles de la sexualidad es mucho más fácil alcanzar la satisfacción cuando nos disponemos a comenzar a tener relaciones. Y, con ello, somos mucho más felices.
¿Qué es la hipersexualización?
¿Eso qué es? ¿Se come? " Hipersexualización " no es la típica palabra que se escucha por la calle, pero eso no significa que no sea importante. Esta palabreja se refiere a la sobreexposición al sexo en nuestras vidas.
- Antes, para aprender sobre sexo tenías que preguntar a familiares o profesionales o leer libros escritos por y para gente con un doctorado.
- Ahora, con un solo clic en internet puedes acceder a millones de contenidos en un segundo. Y, claro, esto repercute directamente en la educación sexual de la juventud. La parte buena es que hay donde elegir y se pueden encontrar contenidos fiables.
Infoxicación Aunque puede ser bueno que haya información de sobra y fuentes fiables, cuando hablamos de infoxicación nos referimos al montón de información que hay en todos lados y que no siempre es de calidad. |
La juventud aprende en colegios e institutos a diferenciar la información buena de Internet de la que no lo es para realizar sus trabajos. Sin embargo, con la sexualidad el filtro es mucho menor por varias razones:
- Se habla poco o nada del tema en las escuelas y, claro, eso hace que nos lo creamos todo.
- En muchos casos se toma por buena la primera definición que aparece en el buscador sin tener en cuenta quién la ha dicho, en qué contexto y por qué.
- El acceso a contenido XXX distorsiona la información y refuerza conductas muy lejos de la realidad, entre ellas, el machismo.
5 consecuencias de la hipersexualización en la sociedad
1. Malentendidos y generalizaciones
Al recibir contenido de baja calidad y poco fiable, la visión del sexo que tenga el público se basará en mitos y creencias. Como por ejemplo, que ir directo al grano es lo mejor o que no hay sexo sin penetración. La manera de entender el sexo está totalmente distorsionada.
Además, a veces se da por cierta toda la información que se recibe sin reflexionar. No nos planteamos lo cierto que es esto para cada caso concreto y al final se acaban confundiendo conceptos y en muchos casos también los sentimientos y emociones propios.
Por otro lado, al no poner en duda toda la mala educación sexual que recibimos, es muy fácil llegar a la conclusión de que el sexo es igual para el mundo entero. Cuando, realmente, hay tantos gustos como personas y cada cuerpo es un mundo.
2. Visión irreal de la sexualidad
El cine para adultos gratuito, que es el más accesible, ha contribuido a estereotipar un modelo de sexualidad centrado en el placer del pene, donde el deseo de las personas con vulva ha quedado en segundo plano durante mucho tiempo.
Además, la versión del sexo que se aprende a través de la pornografía suele darle mucho protagonismo a los genitales, lo que da a entender que solo se llega al orgasmo mediante su estimulación. ¡Pero el sexo va más allá! ¿Sabías que la excitación empieza en el cerebro? Es imprescindible entrenar nuestro deseo para que se active, y esto es un proceso mental en el que interviene todo el cuerpo, no solo los genitales.
3. Problemas en las relaciones sociales y la pareja
Al trabajar la sexualidad, también se tratan las relaciones con los demás. Y es que el sexo puede ser a solas o en compañía. Y, por ello, es muy importante saber expresarse y relacionarse. Un ejemplo que deja muy clara la importancia de recibir educación sexual de calidad son los celos: como tengo celos y no reflexiono en torno al tema, doy por hecho que es una cosa normal porque he visto que le pasa a mucha gente y esto repercutirá tanto en mi autoestima como en mi relación con la pareja.
4. Frustración en las relaciones sexuales y con el aspecto físico
La comparación de las diferentes personas con las que nos vamos a la cama y la pornografía puede generar una gran dosis de frustración. No nos engañemos: lo que vemos en la pantalla no refleja la realidad de las relaciones sexuales.
Es lo mismo que si nos comparamos con los cánones de belleza establecidos, los cuerpos perfectos o lxs modelos de las redes sociales… ¡Nada que ver! Todo ello puede influenciar en nuestro aspecto físico si no trabajamos la autoestima.
5. Sexismo encubierto
Buscando información, nos podemos encontrar con estereotipos de género desde el punto de vista del cine adulto (como los que hemos mencionado antes) o en cosas más simples como las teorías que hablan sobre la necesidad de la maternidad de las mujeres.
Si no les prestamos atención, podrían acabar formando parte de nuestra forma de pensar o nuestros comentarios de manera inconsciente.
La educación sexual integral es todo un proceso que tiene que trabajarse a lo largo de la vida. ¡No se consigue de un día para otro!
Pero eso sí, hay que prestarle especial atención desde la infancia para evitar llegar a puntos de no retorno. Por eso, hay que luchar por una educación sexual de calidad en los centros educativos, pero también en canales de información accesible, como Internet.
Este aprendizaje ha de darse de manera transversal, trabajando todos los factores que intervienen en él: psicológicos, culturales, sociales, médicos, biológicos y relacionales.
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Dicho de otro modo, para disfrutar el sexo hay que empezar trabajando la sexualidad. ¿Y tú? ¿Te preocupas por recibir una buena educación sexual?